jueves, 24 de febrero de 2022

INTRODUCCIÓN A LA MICROBIOLOGÍA. Adiós antibióticos, hola Bacteriófagos

                                        Adiós antibiótico, hola bacteriófagos  


 

 Ya en 1945 Alexander Fleming nos advirtió al recibir el Premio Nobel de Medicina por su

descubrimiento de la penicilina:

 “existe el peligro de que un hombre ignorante pueda fácilmente aplicarse una dosis insuficiente de antibiótico, y, al exponer a los microbios a una cantidad no letal del medicamento, los haga resistentes”

Tras más de 70 años de tratamientos de infecciones con antibióticos, numerosas especies de bacterias han desarrollado resistencia a la acción de los antibióticos. El uso abusivo y el hecho de que los antibióticos luchan contra microorganismos muchas veces de manera poco específica está perjudicando los tratamientos de ciertas infecciones.

La Organización Mundial de la Salud publicó en 2017 la primera lista de patógenos prioritarios resistentes a antibióticos entre los que se encuentran bacterias de los géneros: Acinetobacter, Pseudomonas y varias enterobacterias como Klebsiella, E. coli, Serratia, y Proteus. Con esta lista la OMS pretende alertar para que gobiernos, empresas y comunidad científica aúnen esfuerzos para priorizar la investigación en nuevas alternativas a los antibióticos.

Por lo tanto se buscan soluciones que sean más eficaces y minimicen las probabilidades de aparición de resistencias a los antibióticos. Existen líneas de investigación sobre los bacteriófagos o fagos que son virus que infectan a bacterias. Su principal interés radica en que son muy específicos para cada bacteria y una vez  parasitada se multiplica y provoca su destrucción liberando nuevos fagos. Además existen en gran abundancia en la naturaleza y prácticamente cada bacteria tiene asignado su bacteriófago.

Otro elemento interesante es que estos bacteriófagos serían eficaces contra aquellas bacterias resistentes a antibióticos con lo cuál se recuperará el tratamiento contra aquellas infecciones que se han convertido en complicados de tratar.

Además, para minimizar la probabilidad de que las bacterias desarrollen resistencia a los fagos se utilizaría un “cóctel” de fagos diferentes eficaces contra una determinada bacteria.

Para evitar la aparición de inmunidad humana se haría preciso un seguimiento médico minucioso ya que las dosis sucesivas en un tratamiento sería de una mayor concentración de fagos para esquivar los anticuerpos neutralizantes.

Hoy en día existen numerosos casos exitosos de tratamientos con bacteriófagos y la ciencia avanza cada vez más deprisa. La creación de una vacuna contra el SARS CoV 2 en menos de  un año es muestra de ello. Los desequilibrios provocados bien sea artificial o naturalmente entre la convivencia de la especie humana y las especies microscópicas patógenas suponen un reto para la ciencia. Pero también lo es para las instituciones de los gobiernos transmitir una educación científica a la sociedad para proporcionar a los ciudadanos la información adecuada para la toma de decisiones frente a los tratamientos del futuro.

Fuentes:

                        

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