lunes, 28 de febrero de 2022

INTRODUCCIÓN A LA MICROBIOLOGÍA. ¿Quién vigila a los murciélagos?

                                             ¿Quién vigila a los murciélagos?

La transmisión de patógenos de animales a humanos es algo que todo el mundo ha tenido muy presente durante el último par de años con la pandemia de Covid-19. Existen multitud de enfermedades que se transmiten de animales, especialmente mamíferos, a humanos. Estas zoonosis se transmiten directamente desde el animal original al humano o puede utilizar intermediarios hasta llegar a los humanos y luego transmitirse de persona a persona. 

La Organización Mundial de la Salud advierte que desde 1940 a 2004 se han descubierto 154 nuevas enfermedades provocadas por virus y que tres cuartas partes de ellas corresponden a zoonosis. En una investigación realizada por Daszak, Kevin J. Olival y otros colegas en 2017 (Nature 21 de junio) analizaron 754 especies de mamíferos y 586 especies virales y llegaron a la conclusión de que “Los murciélagos son huéspedes de una proporción bastante más alta de zoonosis en comparación con el resto de los mamíferos”.

Los murciélagos causan enfermedades en roedores, cánidos, bovinos y seres humanos. El contagio puede ser directo o vía intermediarios como las aves, cerdos o mosquitos. Entre los virus transmitidos a humanos por los murciélagos que presentan mayor impacto en humanos se encuentran  el SARS-CoV-2, el Ébolavirus, la rabia, el SARS-CoV-1 y el MERS-Cov. También lo son de los virus de Marburgo, Nipah y Hendra que han ocasionado enfermedades en humanos en África, Malasia, Bangladés y Australia y la gripe aviar causada por el virus de la Influenza A H5N1. Ninguno de ellos, salvo la rabia, causa la enfermedad a los murciélagos y se consideran el reservorio natural de estos virus desde hace mucho tiempo.

El hecho de que los murciélagos sean el reservorio natural de numerosos virus y que no les afecten fue motivo de que en 2018 se realizara un estudio para averiguar la razón. El artículo fue publicado en “Cell Host & MIcrobe” (Dampened STING-Dependent Interferon Activation in Bats). Tiene que ver con el acontecimiento evolutivo de la capacidad de volar de estos mamíferos. El vuelo requiere un gasto energético muy alto y provoca que células se rompan liberando fragmentos de ADN. El sistema inmune de los mamíferos les confiere la capacidad de reaccionar ante la presencia de fragmentos de ADN que pudieran pertenecer a virus extraños. Esto desembocaría en una respuesta inflamatoria que debilitaría a los murciélagos. Pues bien, los científicos han concluido que los murciélagos han perdido los genes que codifican para esa respuesta inmune y por ello no reaccionan ante la presencia de los virus patógenos mencionados.

Además, en la investigación realizada por Daszak, Kevin J. Olival en 2017, se concluyó que los murciélagos son portadores de enfermedades potencialmente reemergentes en humanos y por si fuera poco se identificaron 60  nuevas especies de paramixovirus genéticamente muy similares a las propias de humanos como los del sarampión, paperas y neumonías. Esto quiere decir que estas especies de virus similares a las humanas podrían ser causantes de rebrotes de antiguas enfermedades y de aparición de enfermedades potencialmente nuevas en las personas.

Así que, ¿Qué se puede hacer para evitar los nuevos contagios o rebrotes?. Los murciélagos están distribuidos casi por todo el mundo. Son animales bastante longevos y son numerosos. Los hay insectívoros, frugívoros e incluso los hay que muerden. Además las heces pueden ser vehículo de transmisión de los patógenos. Pueden volar y distribuirse por áreas muy amplias e incluso convivir con animales de granjas.

Así que parece inevitable la convivencia con este reservorio de virus potencialmente peligrosos para las personas. Las autoridades sanitarias aconsejan el lavado de manos frecuente y evitar el contacto directo con cerdos y murciélagos frugívoros en zonas endémicas. No se debe beber líquidos no pasteurizados y lavar las frutas antes de ingerirlas.

Ser conscientes del riesgo que existe y estar preparados para nuevas posibles enfermedades es parte de lo que también podemos hacer. Reconocer que convivimos en una especie de equilibrio con los virus patógenos y que cualquier alteración del medio ambiente puede ser detonante para la aparición de nuevos contagios. La deforestación, los hacinamientos en grandes ciudades, la ganadería intensiva o las llamadas macrogranjas, el cambio climático, etc pueden ser la causa de la ruptura de ese equilibrio con la naturaleza con consecuencias que ya hemos empezado a experimentar. Y mientras como solución a lo que pueda venir, la inversión en investigación para las vacunas del futuro.

Fuentes bibliográficas:

https://www.nytimes.com/es/2020/01/30/espanol/ciencia-y-tecnologia/Murcielagos-virus-coronavirus.html

https://www.agenciasinc.es/Reportajes/En-busca-de-los-origenes-del-virus-que-ha-puesto-en-jaque-a-todo-el-planeta

https://ri.uaemex.mx/handle/20.500.11799/98970



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