Redacción
de opinión
Yolanda
Sáez del Río
“El
saber es poder”. Esto aplicado, tal cual, a la sociedad, en referencia al
conocimiento científico se traduce en empoderamiento. La alfabetización
científica de la ciudadanía tiene, se mire por donde se mire, múltiples
ventajas. Por un lado, el concepto de empoderamiento abarca a todos los
aspectos relacionados con el aumento de poder y la seguridad que tiene una
persona hacía sí misma, además conscientemente. El hecho de tener una cultura
científica no solo hace perder el miedo hacia aquello que nos es desconocido
sino que además proporciona respuestas a preguntas de siempre. La comprensión
del funcionamiento del medio que nos rodea proporciona mas seguridad y por
tanto un cambio de actitud: de la desconfianza o miedo a lo desconocido a la
tranquilidad de saber explicar fenómenos para poder formar así un juicio de
valor propio.
Este
empoderamiento hace que se incremente esta actitud positiva también hacia las
personas que hacen ciencia. La sociedad observa, con las “gafas científicas”,
cómo el desarrollo científico transcurre en paralelo con una mejora de la
calidad de vida de los ciudadanos. Con esta nueva perspectiva/actitud (gracias
a la alfabetización científica) los ciudadanos descubren a los científicos como
los aliados expertos que conducen a la sociedad hacia el progreso.
Por el
contrario, aquellas sociedades que desconfían de la ciencia, son aquellas en
las que la alfabetización científica no ha tenido lugar. Solo desde la
ignorancia se pueden negar hechos científicos. Bien por miedo a lo desconocido,
a lo nuevo, o bien por dar preferencia a creencias religiosas, irracionales,
etc. Estas sociedades serán mas vulnerables ante los oportunistas que venden
sus teorías apoyadas en pseudociencias, y que no dejan que los ciudadanos
tengan sus propias herramientas para tener una actitud crítica ante los
fenómenos que les rodea.
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